Por Agencias
Chihuahua, Chihuahua. Nosotros, “¡nunca jamás vamos a dar la orden de reprimir a nadie!” adujo el presidente Andrés Manuel López Obrador. Al instalar la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de las violaciones graves a los derechos humanos cometidas de 1965 a 1990, adelantó que envío una carta al mandatario israelí, Isaac Herzog exponiendo su desacuerdo porque ese país esté dando refugio a Tomas Zerón de Lucio, responsable visible de la desmentida verdad histórica.
“Le pedí, que ellos no podían -por su -historia del pueblo de Israel proteger a violadores de derechos humanos, y ya me contestó en positivo; va a ayudar para qué no haya impunidad”.
En el palacio de gobierno del estado de Chihuahua, el mandatario, acompañado de Tita Radilla, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, de los secretarios de Defensa, Luis Cresencio Sandoval, de Marina, Rafael Ojeda y el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, puso en marcha el titánico trabajo de una nueva instancia dedicada a resolver los graves crímenes e impunidad que generó la Guerra Sucia.
Se comprometió a brindar todo el apoyo, sin el menor regateo, para que en septiembre de 2024 se cumpla el plazo de investigación y se dé a conocer al pueblo el resultado de una investigación histórica, sociológica y antropológica de aquel periodo. Habrá recursos económicos y humanos para ese cometido.
Pero sobre todo ponderó la disposición y apertura del Ejército y la Marina, donde “ya cambió la mentalidad y se respetan los derechos humanos”, para asumir que el pueblo requiere hablar de los sucesos que implicaron desapariciones y violencia institucionalidad de las fuerzas armadas en contra de la población.
Su intervención, cargada de referencias históricas conllevó el compromiso de indagar investigar, conocer la verdad y en lo que corresponde “al gobierno, al Estado mexicano vamos a permitir que se abran todos los archivos, de todas las dependencias sin ningún límite. Que no haya obstáculos.
“Es un trabajo muy complejo de recursos y apoyos, porque no sólo es tener los archivos, hay que hacer el trabajo de clasificarlos.
“Yo le pedí mi expediente -al director del Archivo General de la Nación- y se llevó tiempo que me lo entregara: el de la Dirección General de Seguridad donde (Miguel) Nazar Haro me acusaba de comunista”, imaginen la mentalidad de los que dominaban.
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