Por Agencias
Ciudad de México.- En el Atlético Nacional que ganó un doblete de campeonatos en Colombia, el lateral izquierdo Álvaro Angulo y Efraín Juárez, entonces director técnico de los Verdolagas, crearon un vínculo especial. Si no fuera por la diferencia que expresaron los directivos hace seis meses sobre su continuidad, los dos seguirían entendiéndose de la misma forma, con sólo señales guardadas de memoria, como lo hacen ahora en Pumas.
El zurdo marcó el gol que abrió el partido contra el Pachuca y lo celebró hasta la zona técnica, pero no pudo ocultar los errores del portero, Rodrigo Parra, cómplice en la derrota por 3-2 en el estadio Olímpico Universitario.
Mientras Angulo y Juárez recordaron cómo competir en contextos complejos, el joven de 17 años, nervioso, inseguro y con miles de personas suplicándole no jugar más con la pelota, quedó atrapado en su propio laberinto. Las dos veces que los felinos lograron sacar ventaja en el marcador, Parra cometió errores que pesaron sobre sus hombros como un elefante.
Primero intentó recortar a Alán Bautista al recibir un pase retrasado, pero, al igual que ocurrió en su debut ante Santos la semana pasada en Torreón, el mediocampista de los Tuzos le robó la pelota y marcó el empate tras el 1-0 del refuerzo colombiano (18).
Luego, el arquero salió a cortar un centro del lateral, Alonso Aceves, sin levantar siquiera las manos dentro el área, rendido por su falta de cálculo y con la entrada en solitario de Jhonder Cádiz, para hacer el gol de cabeza (31). Aquel universo repleto de fantasmas dejó sin efecto el tanto de Jorge Ruvalcaba, con el que Pumas había recuperado la ventaja (28).
Si en un inicio la afición coreó el “¡portero, portero!”, a partir del segundo yerro de Parra todo fue murmullos y gritos desesperados cada vez que un defensor retrasó la pelota hacia él. El propio Carlos Moreno, guardameta de los Tuzos, se acercó a él al final del primer tiempo a darle palabras de aliento.
Ante el desplome anímico de Parra, el Pachuca, más adaptado a la idea del técnico, Jaime Lozano, se animó a buscar la sorpresa por medio de contraataques. Luis Quiñones atacó por izquierda, Cádiz buscó más de una vez aprovechar sus casi dos metros de estatura, pero fue el argentino, Gastón Togni, quien finalmente silenció a las 24 mil 277 personas que asistieron a Ciudad Universitaria con un potente zurdazo desde fuera del área (69).
Los Tuzos alcanzaron momentáneamente el liderato de la Liga Mx con seis puntos en dos fechas, mientras que los de la UNAM, silbados en su camino a los vestidores, cayeron al último lugar tras su segunda derrota consecutiva. (Alberto Aceves/La Jornada).
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