Por Agencias
Morelia, Michoacán.- Dos jóvenes detenidos y tres reporteros agredidos por la Guardia Civil (Policía Estatal), es el saldo que al final dejó la megamarcha convocada por la “Generación Z” en Morelia, donde agentes antimotines respondieron a consignas verbales de insultos de los miles de asistentes.
Los agentes antimotines de la Guardia Civil habrían confundido a un grupo de reporteros que documentaban las detenciones con manifestantes.
Uno de los granaderos golpeó con un escudo a la periodista Liliana Jiménez Nieto, con más de 30 años de experiencia en coberturas de nota roja y actual reportera de importantes medios de comunicación como La Nota Roja, Cuarto Poder Michoacán, Primera Plana, CB Televisión, 90 Grados, Frecuencia Informativa Libre y A Tiempo, entre otros.
La comunicadora sufrió una herida de 3 centímetros en la frente, mientras que los reporteros Jania Cerriteño y Javier Guerrero, de Radio Ranchito y El Sol de Morelia (Organización Editorial Mexicana), respectivamente, resultaron con algunos golpes al ser confundidos con los manifestantes.
En tanto, uno de los jóvenes detenidos afirmó contar con 16 años de edad, mientras que el segundo se identificó como Jafet Pineda, fotógrafo independiente que documentaba la marcha.
Cabe mencionar que, previo a estos altercados, miles de personas marcharon de forma pacífica desde la plaza-jardín Morelos al Palacio de Gobierno, donde poco a poco se fueron retirando, quedando únicamente un grupo de jóvenes que arrojó croquetas, huevos y otros proyectiles a los uniformados que resguardaban el inmueble por la calle de Benito Juárez, iniciando así la actuación de los “granaderos”.
Los participantes de la marcha en Morelia, Uruapan y Zamora además buscaban enaltecer la imagen del alcalde Carlos Manzo Rodríguez, asesinado el pasado 1 de noviembre, y para gritar consignas contra el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla. En la capital michoacana al menos 4 mil personas, muchas de ellas vestidas con camisas y blusas blancas, se dirigieron al Palacio de gobierno donde las puertas de edificio estuvieron blindadas con vallas metálicas, mientras los manifestantes gritaban contra la inseguridad. (Ernesto Martínez y Marco Duarte/La Jornada).







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