Por Agencias
Roma.- La última jornada de la cumbre antipederastia fue intensa y rica en contenidos, así como en revelaciones. El cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Múnich, en su intervención en el plenario reconoció que la Iglesia destruyó archivos sobre abusos sexuales. Confesión grave que puede tener consecuencias jurídicas y canónicas.
La Superiora General de la Sociedad del Santo Niño Jesús, sor Verónica Openibo, de origen africano, animó a los obispos a mantener la tolerancia cero hacia los abusos sexuales. Oportuno posicionamiento frente a algunos detractores que afirman que la expresión está muy gastada. Finalmente, Valentina Alazraki, reportera de Televisa en Roma, en su posicionamiento como decana de la fuente, cuestionó: mi sensación es que dentro de la Iglesia hay aún mucha resistencia a reconocer que el problema de los abusos existe y que hay que enfrentarlo con todas las herramientas posibles. Algunos creen que sucede sólo en algunos países, yo creo que podríamos hablar de una situación generalizada, quien más, quien menos, que de todas formas hay que enfrentar y remediar”. Su intervención ha generado muchas interrogantes en México.
Víctimas y sobrevivientes integrantes de organizaciones internacionales como la Red de Sobrevivientes de Abusos Cometidos por Sacerdotes (SNAP) y Término del Abuso Clerical (ECA, por sus siglas en inglés), realizaron una marcha que partió de la Piazza del Popolo, pero aún no contaban con la autorización del municipio, por lo que había tanquetas y soldados que impedían el paso de los doscientos manifestantes.
Pese al riesgo, los impulsores de la movilización decidieron iniciar la marcha con pancartas alusivas a la pederastia clerical. Para su sorpresa, los vehículos militares les abrieron paso y los carabinieri se acercaron a decirles: ¡Adelante, estamos con ustedes. Apoyamos su causa!.
Sin embargo, el contingente no pudo llegar a la Plaza de San Pedro sólo hasta el Castel de Sant’Angelo.
En ese momento, en el interior de la nueva sala del sínodo, la exposición del cardenal Marx, arzobispo de Ḿunich, calificado como progresista, tuvo una intervención fuerte al admitir que los archivos que hubieran podido documentar estos actos terribles e indicar el nombre de los responsables fueron destruidos o incluso no se llegaron a crear, el también presidente de la conferencia episcopal alemana abundó: Los mecanismos y procedimientos establecidos para procesar los delitos fueron deliberadamente ignorados, e incluso cancelados o anulados. Los derechos de las víctimas han sido pisoteados y dejados a merced de cada individuo.
Por ello, deploró el desplome en la credibilidad de la Iglesia y el derrumbe de su autoridad moral, al sentenciar: La desconfianza institucional conduce a teorías conspirativas sobre una organización y la creación de mitos sobre ella. Se puede evitar si los hechos se exponen de forma transparente. A juicio de di-versos expertos en derecho internacional, dichas declaraciones podrían tener consecuencias judiciales. Sea que las víctimas demanden o que los propios estados atraigan los graves casos.
En México ya hay reacciones, en especial de los ex legionarios que fueron abusados por Marcial Maciel, quienes en redes cuestionan: La palabra de Alazraki no vale gran cosa, pues ella, durante décadas, no dijo una sola palabra de los testimonios de las víctimas de Marcial Maciel, dependiente como es del sistema de Televisa. ¿Cómo entender este giro después de tantos años de silencio y complicidad de las televisoras? ¿Ha cambiado la línea editorial adentrándose en temas que antes estaban inhibidos?
En todo, bienvenido el cambio, el caso de Valentina Alazraki nos recuerda la reivindicación de Jacobo Zabludowsky, quien fue la voz nefasta del sistema político casi 30 años. Para dar un vuelco de mayor libertad en el ocaso de su larga carrera periodística. (Ap).
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