Agencias
Madrid.- Un doblete de Isco Alarcón puso fin a la inestabilidad del Real Madrid en Liga en el Santiago Bernabéu, que al cuarto intento firmó su primer triunfo, 2-0 ante un Espanyol sin acierto en el remate en los momentos en los que vio de cerca la posibilidad de empatar.
Era obligado echar el cierre en el Bernabéu para un Real Madrid que sufría una temprana necesidad en Liga. Dos puntos conseguidos de nueve posibles era una sangría a la que los de Zinedine Zidane debían ponerle freno.
Lo hizo sin continuidad en su futbol, con dominio pero minutos de duda pese a dejar su puerta a cero, aún lejos de la imagen arrolladora que le llevó al último título liguero.
De inicio, el Real Madrid cumplía el primer objetivo marcado por su técnico, salir con intensidad. Generando ocasiones debía corregir su extraña falta de pegada y no se había cumplido un minuto cuando Isco lo tuvo en sus botas. Se plantó mano a mano con Pau, que le adivinó sus intenciones y la sacó abajo.
Respiraba el Bernabéu, engalanado con banderas de España, al ver a su equipo con fluidez y jugando con velocidad. Isco volvía a probar suerte con un Espanyol al que el agua le llegaba al cuello. Tenía que aguantar el inicio en tromba para intentar poner en práctica la fórmula que dio puntos a Levante y Real Betis.
El buen inicio madridista repitió la falta de puntería y ante la imposibilidad de mantener el ritmo frenético necesitaba marcar para poder encarar al fin un partido tranquilo de local. Era una noche incómoda para Cristiano Ronaldo.
De 9 referencia, sin un punta como Benzema o Mayoral que desgastasen a los centrales.
Siete jornadas del campeonato y ningún gol liguero desde que regresó de su sanción aumentaban su necesidad en cada intento.
Las bajas dejaban a Zidane sin laterales. La profundidad que necesitaba el juego de su equipo la debía aportar Nacho a pierna cambiada en la banda izquierda y Achraf en su primera titularidad.
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